¿Qué hacer cuando llega un hermanito? Los temidos celos

Siempre que va a haber una nueva incorporación a la familia nos preguntamos cómo lo podemos hacer para que nuestros hijos no sientan celos.

Es normal que, cuando viene un nuevo hermanito, los niños puedan mostrar inquietud, celos o incluso rechazo al mismo. Hay que entender que para los niños, especialmente si son pequeños, la llegada de un nuevo hermano significa que van a pasar unos días alejados de sus padres (posiblemente en casa de sus abuelos), y cuando vuelvan a su casa todo habrá cambiado. Mamá y papá ahora están más pendientes de un trocito de carne rosa que solo llora, con el que no se puede jugar y al que muchas veces no le dejan ni acercarse. Ahora ese trocito de carne se va a llevar todas las atenciones; papá y mamá no van a parar de estar con él, se van a reír con él y le van a estar haciendo mimos todo el rato. Pero ya no sólo son papá y mamá; ahora van a venir un montón de personas a la casa y adivina qué ¡todos vienen a ver al bebé! Habrá gente que ni repare en que el resto están ahí, ya no querrán jugar con ellos, no les preguntarán ni les reirán las gracias. Al bebé lo cubrirán de regalos, ¿y a ellos? Nadie les regala nada.

Para nosotros los adultos es un proceso perfectamente normal. El bebé es más vulnerable y requiere más atenciones, ¿cómo no se la vamos a dar? El resto de nuestro hijos poco a poco serán más independientes ¿cómo no vamos a aprovecharnos de ello si eso nos permite tener más tiempo? Es normal que la gente venga a ver al bebe, que le traiga regalos, que le quieran coger, que digan lo guapo que es… Al resto de hijos ya los conocen, al bebe no.

Sin embargo todo esto hace que los niños puedan temer perder a sus padres. Ellos sienten que antes sus padres giraban en torno a ellos y ahora ya no ¿qué ha pasado? ¿Importo menos? ¿Me quieren menos?

Los celos son normales y es esperable que prácticamente cualquier niño los sienta; sin embargo, es mejor que aprendamos a minimizarlos para que no se produzcan problemas de comportamiento en nuestros hijos, rabietas exageradas, constantes llamadas de atención, o incluso un rechazo hacia el bebe.

Para ello:

Avisar cuando sea el momento del parto

Es conveniente que cuando se vaya a dar a luz al nuevo miembro de la familia y los niños tengan que quedarse a dormir en otra casa se les avise. No es adecuado que se les deje “a traición”, sin que ellos sepan cuando van a volver sus padres, ya que esto les genera una situación de tensión que puede favorecer el rechazo a la causa de la ausencia, en este caso, el hermanito. Además hay que avisarles de que cuando vuelvan traerán al nuevo hermanito a casa, y animar siempre a que se van a llevar muy bien y a que van a ser unos hermanos mayores estupendos.

No ser exigentes

Cuidado con la exigencia que hacemos a los hermanos mayores. Hay que tener en cuenta que, normalmente, cuando nace un nuevo miembro, los hermanos mayores están en una edad en la que empiezan a ser (o son prácticamente) autónomos. No podemos por ello “aprovecharnos” de esta situación y eliminar atención y ayuda a nuestros hijos pensando que “ya pueden solos”. Por eso hay que tener cuidado con la etiqueta de “hermano mayor”, ya que a veces se traduce en una alta exigencia que los hijos no pueden satisfacer y se pueden frustrar, generando situaciones conflictivas.

Respetar las regresiones: cuando un hermano mayor tiene celos muchas veces puede infantilizar su comportamiento. Esto quiere decir que puede pedir ayuda para comer cuando ya comía solo, ayuda para vestirse cuando ya lo hacía solo… esta fase es normal y hay que respetarla. Volviendo al punto anterior, no podemos ser en esta etapa demasiado exigentes, ya que tenemos que tener en cuenta que estos comportamientos no son “gratuitos” sino que vienen por algo. Esto no significa que nos tengamos que volver permisivos con absolutamente todo, pero sí que demos un poco de “tregua”. Sabemos que nuestro hijo es capaz de comer solo, que ya sabe, entonces ¿Qué problema hay si algún día nos lo pide y le ayudamos? “Venga cariño una tu y una yo”.

Dedicar tiempo a los mayores

Un elemento clave para minimizar los celos es dedicar tiempo exclusivo a los mayores. Cada uno de los progenitores tienen que buscar momentos en los que puedan estar única y exclusivamente con cada uno de los hijos restantes, jugando con ellos, sin que este el bebe de fondo. De esta forma los niños sienten que sus padres tienen tiempo para dedicarles y que el bebe no es más importante que ellos.

Ser reforzantes

Desde que el bebe nace hasta que cumple dos o tres años se convierte en el gracioso, en el de las “cucamonas”, con el que todo el mundo se ríe. Hay que tener cuidado con no olvidar a los mayores en este aspecto y seguir premiando sus logros, ayudarles a avanzar y reírles las gracias. Los premios tienen que ser para ambos, aunque sea por conductas diferentes (cada uno tendrá una exigencia en función de qué sepa hacer ya).
Permitir que participen en las interacciones con el bebe
Esto quiere decir que, siempre que podamos estar con el bebe y estar con ellos a la vez, lo hagamos. Así por ejemplo, si podemos alimentar al bebe mientras jugamos con el resto, o les contamos un cuento o cualquier cosa, ellos siempre se sentirán más integrados que si cada vez que queremos hacer algo con el bebe nos encerramos en el cuarto y no les permitimos pasar. Podemos pedirles que nos ayuden a dormir al bebe, a vestirlo, o cualquier cosa que nos permita estar interactuando con los dos a la vez. Es adecuado también que premiemos esa “ayuda” con tiempo para ellos, por ejemplo “ayúdame a dormir a tu hermano, y cuando se duerma tu y yo jugamos a lo que quieras”.

Estas son unas pocas pautas que nos pueden ayudar a enfrentarnos a estas temidas situaciones. Os animamos a que contéis vuestras propias técnicas o qué situaciones se hacen más difíciles de llevar y os daremos respuesta.

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